La reivindicación de la tierra en el noroeste peninsular en la alta Edad Media: actores, estrategias y discursos

Álvaro Carvajal Castro

Seminarios MEDhis. 21 de junio de 2021

¿Qué significaba poseer o tener la propiedad de la tierra en la Alta Edad Media? Para muchas regiones del occidente europeo altomedieval, los registros de transacciones de tierras – así como de otros recursos agrarios, como bosques y aguas – constituyen nuestra principal fuente escrita de información. ¿Cómo concebían los distintos actores sociales la apropiación de la tierra y su capacidad para disponer de ella? El carácter formulario de los documentos que se han conservado, en los que recurrentemente se invocan nociones similares – aunque diferentes, según las regiones – para justificar la capacidad de los otorgantes para disponer de los bienes que eran objeto de la transacción, puede transmitir la impresión de que otorgantes y receptores participaban de un mismo – y único – marco legal. Sin embargo, apenas profundizamos un poco empezamos a ver que esto no es del todo cierto. Si bien, efectivamente, existían nociones compartidas, también se aprecia que distintos actores recurrían en ocasiones a distintos tipos de argumentos para justificar su capacidad para apropiarse de la tierra y para disponer de ella; y que estos argumentos, a su vez, apelaban a marcos normativos y de valores diferentes. No es extraño, por ejemplo, ver a actores a quienes cabría calificar de campesinos apelando al uso efectivo que hacían de un determinado recurso, del mismo modo que entre los actores señoriales – laicos y eclesiásticos – la autoridad regia se invoca más frecuentemente como garante última de sus reivindicaciones.

El proyecto CLAIMS (http://claimsmscaproject.wordpress.com/) se ha centrado en el estudio de las fuentes documentales disponibles para el noroeste de la península ibérica hasta el año 1100 para abordar dos de las preocupaciones que se derivan de esta constatación. La primera tiene que ver con el análisis de los discursos que los distintos actores articulaban con el fin de sustentar sus reivindicaciones. Más que analizar los distintos tipos de argumentos y de marcos normativos y de valores en abstracto, el objetivo ha sido considerar de qué manera esos discursos estaban condicionados por la posición social de los actores, por la relación que mantenían con los espacios en los que se ubicaban las tierras en cuestión y por los contextos específicos en los que se movilizaban esos discursos. Esto, a su vez, tiene que ver con la segunda preocupación. ¿Qué ocurría cuando actores que concebían y justificaban la apropiación de la tierra mediante recursos argumentales y normativos diferentes confrontaban sus posiciones?

El análisis de las disputas por la tierra – que ha contado con un apoyo fundamental en el proyecto Procesos Judiciales en las sociedades medievales del norte peninsular (siglos IX-XI) (http://prj.csic.es/) – constituye un prisma privilegiado para entender cómo se articulaban distintos tipos de reivindicaciones sobre un mismo espacio. Permite observar que la titularidad no siempre era el objeto privilegiado de los conflictos y que el acceso, la gestión y los usos podían ser también motivo de disputa. De hecho, distintos actores podían reivindicar distintas capacidades con respecto a un mismo recurso. Que las pudieran hacer efectivas dependía, en parte, de las relaciones que establecieran entre ellos, ya fueran de cooperación, ya de dominación; ya mediante acuerdos o mediante conflictos. En definitiva, esta aproximación a las reivindicaciones de tierras nos ofrece la posibilidad de desarrollar un rico análisis de las múltiples dimensiones en las que se articulaban las relaciones sociales en torno a un recurso tan fundamental para las sociedades altomedievales.